Cuando la gente debe escoger entre dos opciones, la mayoría se decide por aquella donde la probabilidad es conocida.
Daniel Ellsberg describió su experiencia en 1961: una urna contiene 90 bolas, de las que 30 son rojas.
El resto de las bolas son amarillas o negras, pero se desconoce su distribución.
Después se cambian las apuestas de manera que en ambos casos las bolas negras son ganadoras: En este caso, la mayoría de las personas escogen la opción D, lo cual entra en contradicción con la decisión anterior de escoger la apuesta A, a pesar de que la bola negra es ganadora en ambas opciones C y D, lo cual no aporta diferencia alguna (por esto es una Paradoja).
Las personas sometidas al test suponen prudentemente que la distribución desconocida de las bolas negras y amarillas puede traerles desventaja y, por lo tanto, escogen en ambas ocasiones bajo el riesgo conocido (1/3 en la primera prueba, 2/3 en la segunda).