En el reverso, se dibujaron una cuarentena de animales reales y fantásticos.
La vida del papiro no acabó aquí: en los espacios que quedaban libres en el anverso y en los espacios donde debían figurar los mapas no realizados, se representaron cabezas y otros elementos de anatomía, a título de ejercicios.
Según la fecha de otros documentos encontrados en el montón, el Papiro de Artemidoro habría sido finalmente reciclado en viejos papiros a finales del siglo I.
En 2004 lo compró la fundación Compagnia di San Paolo por 2,75 millones de euros, presentándolo al público dos años después.
Richard Janko, Germaine Aujac, Renzo Tosi, Luigi Lehnus, Maurizio Calvesi, Federico Condello[2]expresaron su opinión que el papiro no puede ser de Artemidoro.
[4]Según el historiador y papirólogo Jean-Luc Fournet, «Es lamentable que la controversia sobre la autenticidad de este papiro haya desacreditado una pieza tan excepcional».
Los defensores de la autenticidad del papiro, especialmente Salvatore Settis, rechazaron el veredicto alegando que el juez no había tenido en cuenta la edición crítica que se había hecho del mismo.