Paolo Mascagni

Ya en su último año de universidad, fue nombrado asistente del Tabarrini, y a continuación, se convirtió en profesor en 1780.

[2]​ Mascagni estaba interesado en las ciencias geológicas, como lo demuestran sus varios papeles en el Lagoni (las fuentes termales) de Siena y Volterra.

Sus muchos descubrimientos en este campo le llevaron en 1787 a escribir Vasorum lymphaticorum corporis humani Historia et Iconographia, una obra que le dio la fama en toda Europa.

[3]​ Mascagni trabajó codo con codo con Clemente Susini para hacer modelos de cera del sistema linfático humano, que todavía son visibles en un Museo de Bolonia.

En 1801, el anatomista sardo Francesco Antonio Boi se convirtió en un discípulo de Mascagni.