[1] En 1788 el palacio sufrió un incendio que causó algunos desperfectos, comenzando un declive que duró al menos hasta la compra del inmueble por los Galvagna, a comienzos del siglo XIX.
La fachada, de grandes dimensiones, se distribuye en cuatro niveles diferenciados por cornisas marcaplantas).
En la planta baja, con la superficie almohadillada, ocupa una posición central un sencillo portal rectangular, por el que se accede a la sala de recepción, flanqueado por ventanas de un solo vano o monóforas.
Las dos plantas nobles tienen vanos enmarcados en piedra con mascarones y balaustradas, en cuyo centro se encuentra una amplia serliana con dos ventanas individuales en arco a cada lado.
[1] En la actualidad, junto con el jardín del Palacio Manfrin Venier, constituye en parque público.