Palacio de los marqueses de Villapanés (Sevilla)
Los sucesores de López Pintado habitaron el palacio hasta principios del siglo XXI y le dieron su actual nombre.Pegado al palacio se encuentra el antiguo Convento de Santa María de los Reyes, fundado en el s XVI, y del que se adquirieron algunas dependencias para la ampliación del palacio.En la iglesia de este antiguo convento fue enterrado y se encuentra aún el sepulcro del almirante López Pintado; en él encontramos un bello escudo de armas tallado en la losa sepulcral.[4] En la manzana inmediata se encuentra otro edificio singular sevillano el Corral del Conde, edificio de origen musulmán y remodelado en el s XVIII en su planta actual, su nombre se debe a que fue posesión del Conde-Duque de Olivares.Como otros nobles adinerados, López Pintado eligió este barrio sevillano por varios motivos a la hora de fijar en él su residencia.Siguiendo esta costumbre Manuel López Pintado, para evidenciar su éxito económico y social, inició los contactos que condujeran a la consecución de un título nobiliario, que finalmente fue concedido por el Rey.A comienzos del siglo XXI el Palacio fue vendido por sus históricos propietarios y se transformó en un hotel de lujo.Todas sus dependencias fueron adaptadas a partir del año 2006, fecha en la que se inicia un amplio programa de restauración que acabó con la apertura del nuevo hotel en el año 2009 por la cadena hotelera Alma, para pasar posteriormente a pertenecer al grupo CoolRooms.Cuenta solo con una fachada de ladrillo avitolada, rematada con cornisa y entablamento.Este tipo de estructura arquitectónica abría el edificio a la ciudad, otorgando a la fachada un protagonismo propio de aquel propietario que desea exhibir su importancia social y participar en los diferentes eventos que se celebraban durante el año en la Sevilla Barroca.En este caso el torreón-mirador, también denominado en Sevilla como tirasol,[8][9] adopta una posición asimétrica respecto en la fachada.Consta de una larga crujía de fachada que incluye el zaguán y las cocheras, mientras que el resto se disponen en torno al suntuoso patio central y otros patios menores, incluso a un jardín trasero, hoy desaparecido.La circulación vertical se realiza con diversas escaleras principales y de servicio.Pasada la puerta principal se encuentra un amplio zaguán, llamado en Sevilla “casapuerta”.En la pared principal de la escalera y bajo un luneto con vidriera, se sitúan dos ventanas con bellos enrejados.[10] Toda esta disposición palaciega aquí descrita hace referencia al momento de su construcción, pero fue cambiando a lo largo de los siglos, adaptándose a las diferentes necesidades que tuvieron que afrontar los herederos del marqués según iba evolucionando situación económica y social.El palacio era una pequeña aldea en sí misma; alojaba a personas de todos los estamentos de la sociedad empezando por el propietario, su esposa y sus familiares, así como a sus amigos y contactos comerciales.En ocasiones encontramos ventanas internas con rejas que cerraban partes concretas del edificio, con el fin de proteger a sus habitantes y sus pertenencias, sobre todo por la noche.En el inventario se echa en falta una biblioteca de igual magnitud que la colección pictórica, pero probablemente debió ser donada, pues sabemos que al final de su vida el almirante se encontraba casi ciego.