Se trataba de un colosal edificio administrativo que representaría el monumento supremo del estado socialista y estaría destinado, además, a alojar congresos, celebraciones, etc.[1] Tras la convocatoria del concurso de arquitectura (1931-1933), se plantearon varias propuestas de diferentes estilos, sobre todo constructivistas, aunque en la fase final del concurso se optó por el estilo conocido como "gran estilo" (Большой стиль).
El proyecto final elegido de Borís Iofán, de acentos neoclásicos, fue luego reelaborado por Vladímir Schukó, Vladímir Helfreich y él mismo transformándolo en un gigantesco rascacielos.
Despejar todo el sitio habría implicado retirar el Museo Pushkin, montarlo sobre rodillos y desplazarlo físicamente fuera del sitio de construcción.
[2] El Palacio de los Sóviets sería la mayor construcción del mundo.
Le Corbusier y Sigfried Giedion, que dominaban el CIAM, protestaron ante Stalin, utilizando una retórica comunista, que la «decisión del soviet es un insulto al espíritu de la Revolución y al plan quinquenal... es una traición trágica».