La construcción de la casa-palacio fue iniciada hacia 1629 por Cristóbal Salazar de Frías, quien había llegado a Tenerife a finales del siglo xvi.
[1] En 1891 el obispo Ramón Torrijos y Gómez compra la casa-palacio a Esteban Salazar de Frías y Ponte, VIII Conde del Valle de Salazar, convirtiéndolo en sede de la Diócesis.
[4] El edificio dispone de dos plantas, en las que destaca la fachada con su remate central y las llamativas gárgolas con figuras zoomórficas que nos recuerdan al prehispánico americano.
En ella, según el autor, «la Virgen aparece rodeada de los apóstoles sobre los que desciende el Espíritu y, en su manto rojo, acoge a toda la Iglesia y, por tanto, a esta diócesis, en la que garantiza la unidad y el dinamismo misionero».
[5] La capilla se diseñó y se construyó en Roma, y tras su terminación los miles de mosaicos fueron llevados a Tenerife.