Entre los mártires había dos sacerdotes, un diácono, veintitrés estudiantes y catorce hermanos.
La expedición iba compuesta de 86 personas: 70 jesuitas y el resto personal seglar.
Desde la Isla de Madeira, una nave tuvo que dirigirse hacia las Islas Canarias para llevar una carga que transportaba; en ella viaja el padre Azevedo con 39 jesuitas y presintiendo la cercanía de corsarios calvinistas, pide voluntarios ante un posible martirio; cuatro abandonaron la expedición, y en su lugar se ofrecieron voluntarios otros de las restantes naves.
Ese mismo día, Santa Teresa de Jesús tuvo una visión en que veía a los cuarenta mártires subir al cielo y ser coronados, entre ellos estaba un sobrino suyo: Francisco Pérez Godoy.
Fueron reconocidos como mártires de la fe, por los papas Gregorio XV (1623) y Benedicto XIV (1742).