[2] Aunque Jaime I, según consta en el Llibre del Repartiment, entregó diversas propiedades en Onteniente a algunos de sus vasallos, se reservó el palacio como residencia para sus visitas, ya que la población tenía la condición de villa real.
[2] Posteriormente fue propiedad de la familia Blasco, por lo que figura su escudo en un arco del zaguán.
Por dicho acontecimiento se dispuso una cadena entre dos pilastras que delimitan el patio del edificio, señalando la propiedad real.
Los muros recayentes al exterior, en algunos tramos, casi alcanzan los dos metros de espesor, y son flanqueados por dos torres[1]de carácter defensivo.
[2] El portalón del palacio, que se abre a la plaza, está construido en piedra con arco adintelado.
El zaguán está separado del patio interior descubierto por un gran arco de sillería.
Se perciben, además, ventanas geminadas de arco ojival, cegadas en la actualidad.