Fue en épocas posteriores residencia temporal de los reyes a su paso por Zaragoza (Felipe II y en 1814 Fernando VII).
Estas obras fueron reconocidas con el premio otorgado por la asociación Europa Nostra, dedicada a la conservación de la cultura europea.
[4] La fachada del edificio está formada por ladrillos rojizos (en su origen eran de color más claro).
Destaca en ella la portada barroca, fruto de una reforma posterior a su construcción, así como sus grandes columnas y portones.
En el interior destacan sus grandes salones que lo hacen idóneo para su actual cometido como sala de exposiciones.