El primer marqués del Borguetto, Felipe Morenés y García-Alesson, quería fijar su residencia en Madrid y encargó la construcción del palacio al arquitecto Ignacio de Aldama en 1913.
Tras cesar de su uso original como residencia privada, tuvo otros usos.
[4] Posteriormente sirvió como sede de la Diputación Provincial de Madrid (estrenada en 1956 tras su adquisición en 1953).
[5] El edificio, que conserva en su interior elementos decorativos orientales de su anterior uso como embajada nipona,[5] fue objeto de una restauración en 1987.
[1] Una de las estancias más importantes del palacio fue bautizada como la ‘Sala Rosa’ debido al color rosado de sus paredes, muebles y tapicerías.