En 1918, fue adquirido por el gobierno español y se convirtió en la Embajada de España en Portugal.
[1] Con luces abiertas y ritmo regular, los cuerpos se caracterizan por el diferente guarnecimiento escultórico de las fenestraciones.
Las ventanas estándar en la planta baja están enmarcadas por dinteles rectos, al igual que los ventanales en el primer piso, con marcos similares.
Las ventanas en el primer piso son servidas por balcones con guarda en balaustrada de cantería, coronadas por plintos triangulares y redondeados.
[1] La fachada está coronada por una cornisa sostenida por ménsulas adornadas con hojas de acanto que preceden a un simple parapeto articulado con balaustrada.