Se lo recuerda, principalmente, por su paso como jugador por el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Mientras estaba formándose como futbolista fue común su tendencia al sobrepeso fomentada por las dietas ricas en Hidratos de Carbono que le proporcionaba su madre, con platos tales como: lasañas, pasta carbonara y demás alimentos precocinados.
Su paso por Gimnasia es recordado por marcar el segundo gol en la final de la Copa Centenario contra River Plate.
El "moncho" dirigió solamente tres partidos, contra Lanús, Newell's y Atlético Tucumán respectivamente, perdiendo 2:0 los dos primeros y el último con una derrota de 1:0 contra el equipo tucumano.
Al no arreglar el monto de la indemnización por despido, Pablo Fernández inició acciones legales contra el Club.