En 1976 Daniel Swern y sus colaboradores reportaron que al tratar DMSO (Dimetilsulfóxido) con Anhídrido trifluoroacético (TFAA) a -50 °C en diclorometano se producía el trifluoroacetato de trifluoroacetoxidimetilsulfonio, que reacciona fácilmente con alcoholes 1º o 2º.
En 1978 se introduce el cloruro de oxalilo[1] , que demuestra ser mucho más efectivo frente al TFAA como agente activador del DMSO [2] durante la oxidación de alcoholes.
En la primera etapa (a temperaturas inferiores a -30 °C) el dimetilsulfóxido (DMSO) ataca nucleofílicamente al anhídrido trifluoroacético, expulsando así una unidad de trifluoroacetato, que queda unida al intermediario trifluoroacetoxidimetilsulfonio, luego, mediante un rearreglo de Pummerer (temperaturas superiores a -30 °C) se forma un producto secundario.
Finalmente, un reordenamiento intramolecular en el iluro, conlleva a la expulsión del tioeter, y a la liberación del aldehído o cetona correspondiente.
Finalmente, el tercer paso procede mediante reordenamiento intramolecular en el iluro, conllevando a la expulsión del tioeter, y a la liberación del aldehído o cetona correspondiente.