Su padre le había dejado un país financiera y políticamente arruinado.
Logró restaurar el orden político, pero no pudo resolver los problemas financieros.
Para mantener la ley y el orden, se alió con las ciudades de la región, tales como Uslar, Seesen y Gandersheim, para luchar contra los poderosos barones ladrones.
Cuando el Duque Federico I de Brunswick-Wolfenbüttel murió en 1400, Otón tuvo que firmar un tratado de herencia con sus hermanos supervivientes Bernardo I y Enrique el Apacible.
También se dividieron los castillos que Otón les había dado como garantía por sus muchos préstamos.