San Juan Vianney, patrón de los párrocos, compuso su oración a Jesús en el siglo XIX.
Nos molesta apartar la mente de los asuntos externos; no sabemos lo que realmente debemos hacer.
Lo que necesitamos es una reflexión profunda, junto con la oración y una unión íntima con Dios".
"Incluso en medio de tremendos trabajos, nunca cejó en su conversación con Dios".
La oración está citada en el Catecismo de la Iglesia Católica.