El Proyecto Uranio alemán establece la necesidad estratégica del agua pesada, denominada en clave Producto 9 o simplemente P-9.
Su intención era seguir aumentando la producción a lo que el director gerente de Norsk Hydro en Oslo, Bjarne Erikssen, se negó e hizo todo lo posible por entorpecer los trabajos alemanes.
La inteligencia militar británica comenzó a recopilar información sobre la planta: planos, diagramas de instalaciones, fotografías.
Tras descartar el bombardeo nocturno por lo difícil del objetivo, los británicos optaron por introducir 34 comandos en la zona por medio de planeadores.
Tras reducir al único centinela que les descubrió, colocaron las cargas en el interior de la fábrica y las hicieron explotar.