Los soldados realizaron detenciones en Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y varias docenas de asentamientos, así como también en la Agencia Judía que fue asaltada sorpresivamente.
Bloqueos de carreteras fueron impuestos, los trenes fueron detenidos y los pasajeros agresivamente evacuados para luego ser escoltados en su regreso.
Las mujeres arrancaron su ropa para exponer los tatuajes que les realizaron en los campos de concentración.
[5] Después de terminada la Operación Agatha, los oficiales británicos fueron puestos en libertad y el Alto Comisionado Alan Cunningham conmutó a los miembros del Irgún las penas de muerte a cadena perpetua.
[6] Sin embargo, los grupos más extremos, principalmente el Leji y el Irgún, continuaron e incluso intensificaron sus ataques.