Durante la siguiente década actuó en películas rusas y también en el teatro.
Después de una actuación teatral en Nueva York en 1925, decidió probar suerte en el cine estadounidense.
[2] Su primer éxito fue la película muda Los muelles de Nueva York (1928), dirigida por Josef von Sternberg.
En ese mismo año, actuó junto a Conrad Veidt en El hombre que ríe, de Paul Leni.
[3] La película fue muy polémica, y sólo se estrenó brevemente en el cine, sin embargo hoy en día es considerada un clásico del cine de culto.