Estados Unidos estaba particularmente inquieto por la influencia alcanzada por la pequeña comunidad alemana en Haití, que ascendía aproximadamente a 200 personas en 1910 y poseía poder económico desproporcionadamente alto.
La orden específica del Secretario de la Armada al comandante invasión, el almirante William Bundy Deville, era "proteger los intereses estadounidenses y extranjeros".
El gobierno haitiano había estado recibiendo grandes préstamos de los bancos estadounidenses y franceses en las últimas décadas y el crecimiento de la deuda hizo que cada vez le fuera más difícil afrontar los vencimientos.
Así, Rosalvo Bobo había prometido el impago de la deuda y poner freno a las crecientes inversiones norteamericanas.
que desmanteló el sistema constitucional y estableció la Guardia Nacional como nueva fuerza de defensa, siendo utilizada en las operaciones contra los rebeldes.
En respuesta, los gobiernos de Haití y estadounidense comenzaron una enérgica campaña para disolver los ejércitos rebeldes.
Las autoridades de la ocupación estadounidense buscaban un candidato presidencial dispuesto a cooperar con ellas.
[14][15] Sin embargo, en un referéndum celebrado en 1918 se aprobó la nueva constitución en una votación donde hubo 98.225 sufragios a favor por 768 en contra.
La Constitución permitía a los extranjeros comprar tierras, algo que causó una gran irritación dado Jean-Jacques Dessalines había prohibido la propiedad de la tierra por parte de extranjeros, y desde 1804, había sido considerado en el país como un anatema.
[cita requerida] En 1922, Dartiguenave fue reemplazado por Louis Borno, que gobernó sin un parlamento hasta 1930.
[16] En 1930, Sténio Vincent, que desde hacía tiempo se estaba mostrando crítico con la ocupación, fue elegido presidente.
La Comisión Forbes elogió las mejoras materiales que el gobierno de EE. UU.
había llevado a cabo, pero criticó la exclusión de los haitianos de aquellos cargos que ejercían una autoridad real en el gobierno y la policía, que había llegado a ser conocida como la Garde d'Haïti.
Puerto Príncipe se convirtió en la primera ciudad de América Latina en tener un servicio telefónico disponible con marcación automática.
La enseñanza agrícola se organizó con una escuela central de la agricultura y 69 granjas en el país.
La élite mulata logró dominar la burocracia del país y fortaleció su papel en los asuntos nacionales.
El sistema educativo fue re-diseñado desde cero, sin embargo, esto implicaba la destrucción del actual sistema educativo de "artes liberales" heredadas del pasado (y adaptada) de los franceses.
Además de todas las exigencias también lucharan por la autodeterminación y soberanía política del país.