Según los autores, Oceanía Lejana corresponde también, por extensión, al resto de Polinesia.
[4] Estas investigaciones demostraron que en Oceanía Cercana, los asentamientos lapita coexistieron con la población papúa de origen, de cultura menos desarrollada, con la que hubo un meztisaje lingüístico y genético muy limitado.
Los pueblos de cultura lapita son reconocidos como los antepasados de los polinesios, incluyendo a los maorí, y son un referente unificador cada vez más usado por los propios polinesios.
Según las últimas investigaciones lingüísticas apoyadas en estudios arqueológicos, este último subgrupo dio lugar a su vez a las lenguas proto-oceánicas de Oceanía Cercana y Lejana, derivando estas últimas en las lenguas proto-polinesias, de las que descienden todas las lenguas habladas en la Polinesia contemporánea.
Los trabajos realizados conjuntamente por Andrew Pawley, Malcolm Ross, Roger Curtis Green, Patrick Vinton Kirch y Terry L. Hunt desde los años 1970 ponen de relieve que la evolución de las lenguas oceánicas no es comparable a la de las lenguas continentales, cuya evolución continuada se puede plasmar en árboles genealógicos al uso.
Para reflejar tanto las herencias verticales como las interrelaciones horizontales entre los diversos subgrupos, es por lo tanto necesario combinar árboles genealógicos, cadenas dialectales, redes de interrelaciones y estructuras reticulares.