Obelisco de la Arganzuela
Aunque conocido como "obelisco", se trató originalmente de una fuente monumental mandada construir por el rey Fernando VII para conmemorar el nacimiento de su hija y heredera, la futura Isabel II.[4] La ubicación elegida fue el entonces recién abierto paseo de la Castellana.Aunque inicialmente se consideró situarlo al final del paseo del Cisne —actual paseo de Eduardo Dato, que entonces terminaba en la Castellana—, finalmente se eligió una ubicación un poco más hacia el norte, en una plaza que, debido a la ubicación del nuevo monumento, sería denominada plaza del Obelisco y que es hoy la glorieta de Emilio Castelar.[4] En 1906 se desmontó la fuente para instalar en su lugar el actual monumento a Emilio Castelar, obra de Mariano Benlliure y levantado mediante subscripción pública.La escasa calidad del terreno, formado fundamentalmente por fango, requirió la instalación de pilotes clavados a quince metros de profundidad, sobre los que se instaló el obelisco.Desaparecieron tanto el vaso como los surtidores de que disponía.Con la reapertura del parque en 2011, ya parte del parque Madrid Río, se colocó el monumento junto a un paseo con los caños de sus esfinges cegados.