Organizó una expedición con dos buques el James and Mary y el Henry con rumbo a las Antillas.
Engañó a las autoridades españolas haciéndoles creer que estaba allí en misión comercial.
Dejó un barco en puerto y con el otro, el Henry, se dirigió al lugar del naufragio con un grupo de buzos nativos y encontró los restos gracias a que aparecieron unos cañones ya que la madera como es obvio no se había conservado.
Nunca volverían, pero en su cuaderno de bitácora, Francis Rogers, el marino que dirigió el rescate a bordo del Henry describía con todo tipo de detalles y datos la posición del Concepción.
Los artefactos y el oro fueron entregados a la República Dominicana como parte de su patrimonio cultural.