Según el periodista Antonio Valencia, Nicomedes Sanz era de «aquellos universitarios del 36 que jugaban al balón y traducían a Jenofonte para morir luego en una esquina o, semanas más tarde, en el campo, cara a las estrellas».
Fue un poeta de renombre a inicios de los años 1930, aunque había comenzado a publicar siendo niño, en 1914.
[2] En 1931, Nicomedes Sanz formaba parte de la redacción del diario El Norte de Castilla.
[3] Su obra revela el interés por Castilla, y singularmente por la época de las Comunidades de Castilla y la última reina privativa castellana: Doña Juana I de Castilla: la reina que enloqueció de amor (1939), Doña Juana I en Tordesillas (1948) o Doña Juana I de Castilla en su Castillo Palacio de Tordesillas (1959).
En 1979 pregonó la Semana Santa de Valladolid.