Fue uno de los mejores boxeadores argentinos junto a Carlos Monzón, Pascual Pérez, Víctor Galíndez, Horacio Accavallo y Omar Narváez.
Fue el primer boxeador de su país que logró llevar público femenino a sus combates, y hoy en día es considerado un símbolo del boxeo argentino junto a Carlos Monzón, Pascual Pérez y Ringo Bonavena.
Para ello elegía un lugar del cuadrilátero, preferentemente las sogas, apoyaba allí su espalda para elastizar el espacio hacia atrás, movía el torso, quitaba la cabeza del radio comprometido hacia ambos laterales y tras "veinte golpes" del adversario, lo palanqueaba con sus puños o antebrazos hasta amarrarlo y provocar el clinch.
Nicolino fue algo así como un showman del ring, capaz de cruzar palabras con algún reportero gráfico mientras bloqueaba golpes entre el encordado.
[6] Después de ganarle el título argentino a Jaime Giné en 1961 y, al brasileño Sebastiao Nascimento, el título sudamericano de los wélter júnior (hasta 63,5 kg) en 1963, Nicolino fue conquistando a un público que, al principio, no aceptaba su estilo.
Pero cuando fueron desfilando Joe Brown, Ismael Laguna, Carlos Ortiz, todos excampeones mundiales recientes, a la mitad de los años 60, Buenos Aires le dio la bendición y se convirtió en el tercer ídolo indiscutido del boxeo argentino: Justo Suárez ("El Torito" de Cortázar), José María Gatica ("El Mono" de Leonardo Favio) y ahora Nicolino, quien es anterior a Ringo y a Monzón.
A falta de transmisiones satelitales -comenzarían recién en 1969- el único medio para seguir las alternativas del combate era la radio.
La popular emisora porteña LS5 Radio Rivadavia había enviado a Tokio al equipo integrado por Osvaldo Caffarelli como relator, Ernesto Cherquis Bialo como comentarista y Jorge “Cacho” Fontana como locutor comercial.
[8] Defendió su título seis veces: ante Manuel Jack Hernández, Carlos Hernández, João Henrique, Adolph Pruitt, Antonio Cervantes y Domingo Barrera Corpas, pero el 10 de marzo de 1972 perdió la corona por puntos en Panamá contra Alfonso Frazer.