En Cuatro Ciénegas, Zambrano se casó con María de Jesús Castilla y cultivó estrecha amistad con la familia Carranza.
En 1903 regresó a Monterrey, desde donde entabló correspondencia con los hermanos Flores Magón; posteriormente figuró como organizador del Partido Antirreeleccionista.
Logró, asimismo, regularizar muchas funciones del servicio público; por ejemplo, se consideró todo un éxito que el gobierno estatal pagara mutuamente a sus empleados.
Enfrentado a situaciones críticas, el gobierno de Nicéforo Zambrano actuó con diligencia para cubrir las necesidades ingentes.
En un intento por levantar la economía estatal, expidió un decreto en el que se exentaba de impuestos durante cinco años a todo capital que se invirtiera, entre 1918 y 1919, en la agricultura o la introducción de ganado.