Se conserva un boceto preparatorio para este cartón, en la Colección Yanduri de Sevilla.
Dos niños en pie portan fusiles, mientras que tendidos en el suelo otros dos uno toca un tambor y el último sostiene un campanario de juguete.
El espectador puede admirar a un animado soldadito en primer plano, lo que constituye un altísimo logro en la carrera artística del autor.
La pincelada y la iluminación convierten a esta obra en un antecedente del impresionismo, como otros cuadros de Goya.
Ocasionó algunos problemas a los tapiceros, quienes tuvieron que alterar el sentido de la composición para adecuarlo al gusto imperante en la época.