De naturaleza benigna y consistencia firme, se diferencia del nevo melanocítico, más común (lunar), por ser de color gris o azul oscuro, debido a su localización dérmica.
Pueden localizarse en cualquier zona del cuerpo, aunque es más frecuente en dorso de manos y pies.
[2] Aparecen con igual frecuencia en ambos sexos, pero algo más tarde (al final de la adolescencia) que los nevos melanocíticos.
Debe hacerse un diagnóstico correcto, diferenciándolo de otras lesiones dérmicas similares como el dermatofibroma o el tumor glómico.
Al igual que los lunares comunes solo precisan ser extirpados si se produce en ellos algún cambio sugestivo de malignización.