Anteriormente se clasificaba como la única especie del género Neospiza.
[4] Es endémica de la isla de Santo Tomé (Santo Tomé y Príncipe).
[4] Aunque se descubrió a finales del siglo XIX, no se volvió a ver ningún ejemplar sino hasta 1991, fecha desde la que se han hecho algunos avistamientos más.
Se sabe muy poco de esta especie, y se supone que su población debe ser muy pequeña.
Sus poblaciones están amenazadas por la deforestación para instalar plantaciones de cocos, y por la depredación por parte de especies introducidas, como ratas, civetas o comadrejas.