[1][2] El paisaje urbano de esta ciudad, se ve adornado por obras escultóricas, generalmente monumentos conmemorativos dedicados a personajes de especial relevancia en un primer momento, y más puramente artísticas desde finales del siglo XX.
[3] La escultura, hecha en piedra, obtenida de la cantera “El Fresno”, es obra de Benjamín Menéndez Navarro, y está datada en 2006.
Se trata de una escultura urbana encargada por el Área de Mantenimiento del Ayuntamiento de Oviedo y consiste en un medio arco formado por siete dovelas, que consigue sostener y al tiempo completar, la inclinación que de forma natural presentaba un árbol, que caía sobre el camino destinado a los paseantes del jardín.
[1][2] La escultura tal y como está concebida, permite no tan solo dar un sentido más artístico al propio de la naturaleza, sino convertirse, desde un juego para niños a un valioso señuelo para ser detectado por personas invidentes, es por ello que su propio autor considera que: «La pieza tiene muchos juegos.
[1][5] Esta obra es la segunda intervención del autor en este espacio, puesto que , con anterioridad, en el año 2000 llevó a cabo la colocación de una pieza de acero como soporte para otro árbol inclinado que corría peligro de caerse.