Siguió trabajando en algunas transcripciones, pero ya no pudo volver a coger el violín.
Cuando era niño, su madre lo obligó a tomar clases de violín para que no hiciera travesuras.
Un año después fue invitado por Leopold Auer a su clase en el Conservatorio de San Petersburgo.
[2] Milstein hizo también muchos arreglos, transcribiendo otras obras para violín y escribió sus propias cadencias para muchos conciertos, por ejemplo el de Beethoven.
Entre los violines que pertenecieron a Milstein se cuentan dos Stradivarius: uno de 1710, llamado el "María Teresa", que había pertenecido a Goldman y otro de 1703, el "Dancla", que había sido anteriormente de Charles Dancla.