Mycobacterium gordonae

Recibe su nombre por la bacterióloga estadounidense Ruth E. Gordon.[2]​ Pertenece al grupo II de la clasificación de Runyon (micobacterias escotocromógenas de crecimiento lento);[3]​ las colonias producen un pigmento amarillo o naranja incluso cuando se cultivan en la oscuridad.[2]​ Se encuentra muy extendida en todo el entorno natural, especialmente el suelo y el agua, incluso la del grifo.[3]​ Se considera una de las micobacterias menos patógenas,[4]​ aunque se han registrado algunos casos, muy raros, de infección.[5]​ Puede afectar a distintos órganos como los pulmones, peritoneo, ojos, corazón e incluso producir enfermedad diseminada.