Museo Experimental El Eco

Fue diseñado como una estructura poética cuya disposición de corredores, techos, muros, recintos y vanos llevaban a sus visitantes a reflejar su experiencia del espacio en un acto emocional; este concepto desafiaba los intereses -cada vez más dominantes- del funcionalismo durante esta época.

Al basar su diseño en el Manifiesto de la Arquitectura Emocional, inspirado también en la experiencia religiosa y la arquitectura Gótica y Barroca, Goeritz concibió al edificio como una escultura penetrable.

Este espacio permitió a su creador y a su benefactor la creación de una plataforma multidisciplinaria e integral para las artes, sin precedentes en el contexto del arte mexicano e internacional de los años cincuenta.

Después fue restaurante, club nocturno, teatro y lugar de encuentro para actividades políticas.

[2]​ La intención fue revivir el legado arquitectónico de Goeritz, y sobre todo, darle vida a una estructura realizada para expandir los lenguajes del arte.