La pintura muestra a una mujer joven con una chaqueta de armiño recortado y enormes aretes de perlas mirando por una ventana, presumiblemente esperando a un visitante masculino.
[1] La mujer aun no está tocando el instrumento sino afinándolo, como muestra su pose.
[3] Pero esta pintura tiene tonos más apagados, un cierto tenebrismo poco usual en el artista,[4] lo que refleja un cambio en esa dirección de Vermeer a mediados de los años 1660.
En este momento, Vermeer comenzó a utilizar las sombras y contornos suaves que evocan una atmósfera de mayor intimidad.
La pintura se donó al museo en 1900 por un legado de industrial del ferrocarril Collis P. Huntington.