[1] En ese momento Benedicto XVI recibía el título de papa emérito, desde su renuncia al pontificado en 2013.
[5][6] Su funeral, que estuvo presidido por el papa Francisco, tuvo lugar al día siguiente en la plaza de San Pedro, a la que acudieron unos 50.000 fieles, además de varios monarcas, dirigentes políticos y líderes religiosos.
Francisco no reveló la naturaleza exacta de su dolencia, pero pidió a la gente que rezara por Benedicto.
[21][22] Al día siguiente, Benedicto participó en la celebración de la Santa Misa en su habitación; su condición era estable.
Estaba vestido con vestiduras rojas, el color litúrgico que se emplea para las exequias de los papas,[32] y sobre su cabeza una mitra simple.
[33] No llevaba el palio ni portaba la férula, como se hace con los papas, debido a su condición de emérito.
[40] Benedicto XVI, fue enterrado en las grutas vaticanas, después de haberse realizado la misa exequial.
[43] Tras el funeral, este ataúd, que fue atado con una cinta y ésta marcada con los sellos oficiales, fue a su vez colocado en un revestimiento de zinc, que fue soldado y nuevamente grabado con sellos.
[45] Posterior a su sepelio, se anunció que el público en general podrá visitar la tumba.