En contraste, Sonn elogió la ley marroquí para la abolición de la familia patriarcal y la dicción respecto a las mujeres.
De ahí en adelante el acoso sexual se convirtió en una ofensa castigada por ley.
La poligamia, aunque permitida todavía, vino a ser más difícil bajo la nueva Mudawana de 2003.
Para justificar la misma debe existir una justificación excepcional y objetiva, la primera esposa tiene que consentir, el esposo tiene que tener todos los recursos para mantener las familias y garantizar los derechos de pensión, acomodo e igualdad en todos los aspectos de la vida.
El Parlamento intentó revisar el código varias veces durante los primeros años siguientes a su establecimiento, en particular para asegurar el derecho al divorcio de la mujer.