Había descontento e incidentes menores en barcos en otros lugares ese mismo año.
Los motines fueron potencialmente peligrosos para el Reino Unido, debido a que en ese momento el gobierno estaba en guerra con Francia Revolucionaria.
La Royal Navy no hizo ningún ajuste por estos cambios, y tardó mucho en identificar sus efectos en sus tripulaciones.
Debido a la desconfianza, especialmente sobre el perdón para los amotinados, las negociaciones fracasaron, e incidentes menores tuvieron lugar en los cuales varios oficiales no muy queridos fueron enviados a tierra y otros fueron tratados con señales de falta de respeto deliberadas.
Varios otros buques en la misma ubicación le siguieron los pasos, aunque otros se escaparon y continuaron escapándose durante el amotinamiento, pese a los disparos desde los buques que quedaron (que trataron de utilizar la fuerza para mantener la cohesión en el motín).
Los amotinados no habían logrado organizarse fácilmente debido a que los barcos estaban dispersos en las cercanías del Nore (y no eran todos parte de una flota unificada, como en el caso del Spithead), pero rápidamente eligieron delegados para cada barco.
A los amotinados se les negó comida, y cuando Parker hizo la señal para que los barcos zarpen hacia Francia, el resto de los barcos que aún quedaban se rehusaron a seguirlo; eventualmente, la mayoría de los barcos retiraron sus anclas y desertaron (algunos mientras recibían disparons de los amotinados), y el motín fracasó.