El monumento a Murillo está formado por una estatua de bronce que representa al pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo, sobre un pedestal organizado en dos cuerpos.
La existencia de tres accesos -norte, oeste y sur- (que daban acceso a los dos niveles que el arquitecto Fernando Chueca Goitia identificaba como dos diferentes plantas bajas en el mismo edificio) favorecía la instalación de hitos monumentales que se han asociado naturalmente a la historia del Museo del Prado y han dado de paso nombre a las tres puertas principales de la pinacoteca madrileña, Goya, Velázquez y Murillo, respectivamente.
Esta segunda versión, por un reducido sobrecoste, podría servir para rendir homenaje a Murillo en Madrid «donde existen la mayor parte de sus admirables obras».
El pedestal para su colocación en la plaza junto al acceso sur del Museo fue encargado en primer lugar al arquitecto municipal Juan José Sánchez Pescador, luego al propio Medina, rechazado por su excesivo coste, y finalmente al arquitecto Agustín F. Peró, cuyo diseño ejecutó su compañero José Lois e Ibarra gratuitamente, con la sola condición de poder grabar en él, a modo de homenaje, el nombre de su padre Jaime Lois, también arquitecto.
A Medina le encargaría el ayuntamiento en 1864 el presupuesto para otras dos estatuas para adorno del resto de fachadas del Museo del Prado, dedicadas a Velázquez y a Juan de Villanueva, que finalmente no se concretaron.