Mónica Villa

En los años 1980 trabajó para otros reconocidos cineastas como Emilio Vieyra, Juan Carlos Desanzo, Sergio Renán y María Luisa Bemberg.

Después de una década sin filmar retomó su carrera en cine de la mano de Lucrecia Martel con La niña santa y de Santiago Giralt con Toda la gente sola (2008), en la cual compartió elenco con Luciano Castro, Lola Berthet, Erika Rivas, Juan Minujín y Elías Viñoles.

Obtuvo una nominación al premio Martín Fierro por su participación en la serie Los Simuladores.

También participó en un capítulo de Mujeres asesinas junto a Cristina Banegas y Belén Blanco.

En teatro se destacó en la obra Ojos traidores, por la cual obtuvo un Premio ACE en 2002.