Ocupa una pequeña lengua de tierra que se adentra en el valle del río.
En la actualidad, solo se puede acceder a las ruinas desde el embalse, a excepción de aquellos momentos del año en las que baja el nivel del pantano y se puede llegar caminando.
En estos muros se abren huecos de ventanas, puertas y galerías arqueadas.
Todavía se pueden ver algunos escudos de armas labrados y pintados.
Se estima que en este mismo lugar habría alguna construcción religiosa perteneciente a los benedictinos.
La reina Isabel la Católica encargó las obras de reconstrucción que terminó Felipe II, quien también añadió la hostería.
En el año 1125 es hallada la imagen y se devuelve a su antiguo lugar.
Con la desamortización la imagen se traslada a la iglesia de San Justo, en Sepúlveda.