Primeramente, se depositó en una sepultura anexa a la pared de la Colegiata.
Posteriormente, al haberse momificado, se edificó un corredor de hierro y se situó allí, elevado sobre el suelo, para eludir la intromisión del público.
Para eludirlo, fue colocado en el corredor de hierro, junto a su padre.
En el siglo XX para atraer visitas, se bajaron las momias, siendo situadas en dos féretros con tapas de cristal, del lado izquierdo del altar mayor, y se creó un pequeño museo que las alberga.
Padre e hijo tuvieron fama de ser muy crueles y tiránicos.