[2] Los antiguos egipcios tenían muchos dioses creadores y leyendas asociadas con cada uno de ellos, por lo cual en diferentes partes del país había diferentes creencias sobre cómo se había creado el mundo, o más específicamente Egipto.
[3] En todos estos mitos se decía que el mundo había surgido de un mar infinito y sin vida cuando el sol se levantó por primera vez, en un tiempo lejano conocido como zp tpj (a veces transcrito Zep Tepi), "la primera vez".
Tales elementos probablemente se inspiraran en la inundación anual del Nilo; al retirarse las aguas dejaban un suelo fertilizado y los egipcios quizás equipararan esto con la aparición de la vida a partir del caos primigenio.
[12] Ambos grupos, finalmente, convergieron y produjeron una gran convulsión de la que surgió el montículo primordial.
[14][15] El proceso empezó cuando Atum apareció en el montículo y generó al dios del aire Shu y a su hermana Tefnut, cuya existencia representaba la aparición de un espacio vacío entre las aguas.
Los nueve dioses se agrupaban teológicamente como la Enéada, pero los ocho dioses menores u Ogdóada y todas las otras cosas del mundo, en última instancia eran vistas como extensiones de Atum.
Como tal, representaba la habilidad del artesano para imaginar un producto terminado y moldear la materia prima para crearlo.
De modo similar había creado el mundo Ptah, que sostenía la teología menfita.
[26] A Ptah también se lo asociaba con Tatenen, el dios que personificaba al montículo piramidal.
Gracias a esta creencia Amón finalmente se convirtió en el dios supremo del panteón egipcio.