Para no crear conflictos con los países que fueron afectados por el imperialismo japonés, Japón evitó utilizar nomenclaturas militares, se impuso un total control civil y no se creó un Ministerio de Defensa, sino que había en servicio una Agencia de Defensa controlada por el primer ministro y muy influenciada por otros ministerios.Hasta entonces, Japón solo había contado con la Agencia de Defensa, una agencia gubernamental supeditada al primer ministro y formada por funcionarios de otros ministerios como el Ministerio de Economía, Comercio e Industria o el Ministerio de Finanzas.[1] En 2015, el Ministerio se empezó a preparar para posibles nuevas funciones para sus unidades tras la promulgación de la nueva legislación de seguridad nacional.[2] A partir del 19 de septiembre de 2015 Japón dispone del derecho a la autodefensa colectiva, motivo por lo que empezó a ampliar el papel de las fuerzas japonesas en el exterior.Las actuaciones consistieron en la recopilación y análisis de información, la operación de unidades, el entrenamiento y los equipamientos.