Se ha propuesto que su origen podría remontarse al periodo celtibérico[1] o romano.
[8] Aunque ilustrados del siglo XVII como Antonio Arteta de Monteseguro recomendaron el abandono de las minas por su baja rentabilidad,[9] a principios del siglo XIX fueron explotadas por empresas locales[10] y para 1846 trabajaban allí unas 40 personas.
[14] La actividad protoindustrial a su alrededor incluía la fundición del mineral usando como combustible las aliagas, arbusto local abundante en la región, así como tracción de sangre para el transporte.
[14] Un fallo en el drenaje del agua de las minas en 1866 supuso su nuevo abandono,[15] tras lo que solo consta una ligera explotación manual.
[10] Para principios del siglo XX eran propietario de las minas Alfredo Augusto Massanet, un industrial francés que invirtió en una instalación hidráulica para generar electricidad a partir del río Isuela con el objetivo de reabrir la mina.