En 1997, el Tesoro de su Majestad (HMT) hizo un análisis y estimó el coste del Miércoles Negro en 3400 millones de libras.
[2] Las pérdidas comerciales en agosto y septiembre de 1992 fueron estimadas en 800 millones de libras, pero la principal pérdida para los contribuyentes surgió porque la devaluación les pudo haber dado ganancias.
[3] En los meses anteriores a la crisis, muchos analistas, entre ellos George Soros, entonces el más destacado de los inversores del mercado de divisas, avisaron que el ritmo de entrada de la lira esterlina en el Mecanismo Europeo de Cambio era demasiado alto, ya que se hizo con presteza al tiempo que la inflación del país era demasiado alta (tres veces la inflación en Alemania en aquel entonces, ya en sí influenciada por la reunificación alemana) y las tasas de intereses británicas perjudicaban los precios de los activos.
El HMT, sin embargo, creía exageradas esas evaluaciones.
[4] Muchas críticas se lanzaron hacia su persona por ese hecho, aunque algunos analistas del mercado británico las atribuyeron a una «caza de un archivillano a quien culpar» en una situación que en principio era culpa de las instituciones financieras.