En 1938 las autoridades locales asignaron la tarea de planificar y construir un metro a la compañía S. A. Metropolitanul, cuyo trabajo debió haber comenzado en 1941.
El metro está considerado como quizá la única política acertada en cuanto a la planificación de Bucarest se refiere en el marco del gobierno comunista.
En el mapa oficial de la red, una y otra aparecen como dos estaciones conectadas entre sí, pero en la práctica (y en el plano que se da a los viajeros) solo hay una estación, con plataformas en diferentes niveles de altura.
Desde 2008, la red entera funciona, a excepción del depósito IMGB en la parte más al sur de la línea M2.
En la actualidad la compañía cuenta con 252 ASTRA, de los cuales 181 están en funcionamiento y el resto en reserva.
El sistema de señalización luminoso es similar al utilizado por la Căile Ferate Române, es decir: La distancia mínima entre dos trenes es 90 segundos.
Paulatinamente, este sistema sustituirá a la señalización clásica en el resto de líneas.
Por esta razón, hay viajeros que se pierden o toman trenes en dirección opuesta.
Otra fuente de conflicto son las indicaciones sonoras en estaciones y trenes.
En ocasiones, los trenes no dicen el nombre de la estación cuando entran en la misma, y cuando las puertas cierran hacen alusión a ello.
Hay más críticas, éstas relacionadas no con el servicio de la red en sí, sino por su cobertura.
Algunas zonas de la ciudad no cuentan con acceso al Metro, y es frecuente que la distancia entre algunas paradas sea lo demasiado larga como para considerar que la zona entre ambas no tiene el suficiente servicio.
La red utilizaba una tarjeta que no era válida para tranvías, autobuses o trolebuses.