Hacia 1837 en adelante, cose con su hermana para el Ejército de la Patria, a instancias de su cuñado el coronel Domingo Riesco amigo del General Juan Manuel Belgrano.
Hacía varios años que Sor Mercedes estaba consagrada a los que sufren, y cuando 1871 se declaró la epidemia de fiebre amarilla ella asiste a los apestados (hay más de 12.000 muertos en la ciudad) amplio campo de acción se le ofreció.
De momento para otro, asistiendo al señor Ambrosio Lezica, que estaba enfermo, quedó ciega sufriendo agudos dolores en los ojos.
Ella acepta y es operada por él, quedando ciega durante 18 meses.
Madre se dignó devolverle el don de la vista, en forma completamente singular.
Cuando un hijo del señor Lezica, Domingo Faustino, regresa de Francia en 1873.
Mercedes reza la novena echando mano del agua y recobra la visión.
Ante este MILAGRO los hombres de ciencia se muestran incrédulos.
José Manuel Estrada la distingue con un premio por los servicios asistenciales prestados a la patria.
Por esta labor recibe un agradecimiento especial de sendos municipios.
Obra que realizó con mucha abnegación e incomprensión de las personas más cercanas a ella, pero que la autoridad eclesiástica supo apoyarla y defenderla en dicha misión, el Monseñor Federico Aneiros.
En 1895, Mercedes Guerra tiene un desmejoramiento de salud hasta tal punto que debe estar postrada, junto ello se le agrega problemas económicos–administrativos en el Asilo.