[1] La historiografía convencional lo denomina 'el patricio cruceño', por su labor defendiendo las ganancias de Bolivia por la extracción petrolera.
Regresó a Santa cruz en 1928, para abrir su consultorio personal y luego trabajar en el Hospital San Juan de Dios.
En ese entonces, la ciudad no contaba con servicios de agua potable, energía eléctrica ni alcantarillado.
Algunos reconocidos cruceños formaron una comisión para establecer los montos que el Estado debía a Santa Cruz desde 1938.
Sin embargo, su estrategia no funcionó y el gobierno envió militares con ametralladoras, algunas de cuyas balas acabaron con Jorge Roca Pereyra.
El resultado no dejó satisfecho a nadie, pero sirvió para apaciguar un poco la situación.
Los jóvenes de la Unión Juvenil Cuceñista (UJC) le hicieron frente a las tropas, pero se retiraron cuando vieron que no podían contra tantos.
Luego, las organizaciones cívicas fueron clausuradas y en 1965 se reorganizó el Comité Pro Santa Cruz.
En 2016, sus descendientes abrieron la casa familiar del dr. Pinto para convertirla en espacio cultural; ahí mismo es posible consultar su archivo personal clasificado.