Desde 2004 no se han observado ejemplares vivos y desde 2019 la especie está considerada extinta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El abrupto declive de la población se cree fue debido a varios factores entre ellos, la pérdida del hábitat, las nuevas enfermedades transmitidas por mosquitos, los nuevos depredadores (cerdos, ratas, gatos y mangostas) así como el declive de los caracoles arbóreos nativos en los que los po'ouli basaban su alimentación.
Para abril de 2004 se planeó una expedición para capturar las tres aves restantes para llevarlas a un centro de conservación en la isla e intentar su reproducción.
Los biólogos buscan ahora las dos aves restantes, que no han sido avistadas en más de un año.
Se han conservado muestras de tejido para una posible futura clonación que es la única esperanza posible de la especie, una esperanza vaga ya que no existirían aves para enseñar a los clones el comportamiento en su hábitat natural.