[5] Todos ellos han permanecido en el tiempo a causa de su utilidad y eficiencia puesto que toda sociedad, independientemente de su origen, desecha tarde o temprano aquello que no le es útil para la vida en sociedad.
Los elementos provenientes de las tres vertientes (quechua – aimara; hispana; pre-hispana septentrional) conforman un sistema dinámico, flexible y maleable, pero además eficiente.
[6] Como todo sistema, el fundamento del sistema de salud andino contemporáneo es una concepción o representación de lo que es estar sano o tener salud, que integra dos elementos claves: la condición individual y la condición colectiva.
De la misma forma, si este estado individual no existe, afecta al buen vivir colectivo.
Por ejemplo, si una persona pasa por un lugar que tiene energías negativas (una quebrada o un entierro) se produce una afectación de su equilibrio espiritual.
En el caso contrario, si la madre tierra está enferma por haber sido maltratada por sus hijos, ese estado influirá en todos los demás seres vivos, incluyendo las personas y generando su malestar.
Así, una persona puede tener una enfermedad de origen sobre natural, aunque su condición orgánica se encuentre bien.
Similar situación ocurre en cuanto a los procedimientos y recursos empleados para restablecer la salud.
La variedad de corrientes en medicina tradicional andina se puede apreciar en la siguiente lista: El médico tradicional, cuando es requerido, busca integrarse a la familia y a la comunidad del enfermo, comparte con ellos la comida e incluso algunas veces permanece en la vivienda durante un tiempo.
De esta forma, busca restablecer el equilibrio perdido entre el individuo, su entorno social y sobrenatural.
Sin embargo, en 1987, Girault reporta más de 900 especies utilizadas por los kallawayas en Bolivia, distribuidas en diferentes ecosistemas.